Brasil y Argentina salen del corona virus como países pobres

Argentina y Brasil, aquejados por sus altos niveles de pobreza y sin recursos para mantener a sus economías en parálisis por mucho tiempo más, comienzan a salir de la pandemia sin haber enfrentado todavía al pico de contagios.

La pandemia del corona virus dejó varios mensajes políticos y sociales. Uno de ellos es que no hay liderazgo mundial. No hay un Churchill ni un Delano Roosevelt. Trump da pena y navega en la ignorancia. China esconde la cabeza, con algo de culpa. Europa hace lo que puede. Angela Merkel emerge como la más prolija y eficiente. Pero tiene recursos y ahorró lo suficiente como para hacer los testeos necesarios y contener el desplome económico.

América Latina resuelve esta crisis muy condicionada por su historial social y económico, y con mucha improvisación política. Brasil y Argentina son ejemplo de ello, sin recursos suficientes para contener a los comerciantes, a trabajadores informales y empresarios pequeños y grandes que piden a los gritos volver a trabajar.

Jair Bolsonaro ya dijo hasta en una campaña que Brasil no puede parar y tuvo que desdecirse ante los contagios y muertes cotidianas en franco crecimiento. Desoyó los consejos de los técnicos y desafió a los gobernadores, fue liberando distintas actividades. Hoy, el país va camino al récord de muertos por corona virus.

Argentina, con una cifra de contagiados y muertos muy inferior a la de Brasil, padece los mismos problemas. El Gobierno se ve forzado a liberar algunas actividades por la presión de la gente y los empresarios, para que la debacle económica no sea peor de lo esperado, con una caída del PBI que, según estimaciones oficiales, será del 6,5% y que algunos economistas pronostican que puede llegar al 11% si no hay acuerdo con los acreedores extranjeros si el país ingresa en default por novena vez en su historia.

Argentina y Brasil están delante de esa montaña que es el pico de contagios que todavía no sucedió. Tienen por delante los meses fríos. Europa y EEUU dejaron esa montaña atrás y se acercan al verano -el calor no favorece al contagio del virus-, sin muchas certezas sobre cómo encarar la llamada y tan temida «nueva normalidad».

Los dos países comparten también varias falencias económicas estructurales que en estos momentos de pandemia, salen a flote. Altos niveles de pobreza cercanos al 40% en Argentina y al 25,6% en Brasil pero con el triple de población; empleo informal en ambos casos orillando el 40% de la población que son justamente los que más necesitan y ruegan por salir a trabajar porque no tienen ingresos o la ayuda estatal es insuficiente para cubrir sus necesidades.

Y otro punto sensible es la población carcelaria: apiñada y con escasa asistencia sanitaria. El virus ya está haciendo estragos en los presos de Brasil y en las cárceles de Argentina hubo diversos motines que forzaron la liberación a prisión domiciliaria por parte de algunos jueces de miles de condenados por delitos graves que a su vez, generó el descontento -manifestado en cacerolazos- de una gran parte de la población.

En definitiva, países pobres que deben lidiar con una pandemia mundial y utilizan las herramientas con las que cuentan, con su pasado y presente a flor de piel y en un contexto muy hostil.

Acerca de Alejandro Bianchi

Periodista argentino. Ex editor del portal Infobae América, diario Crítica de la Argentina y The Wall Street Journal en Nueva York.

Deja un comentario